Futbol y políticas económicas

«Corre hacia donde va la pelota, no hacia donde está».

Ese sería más o menos el consejo que el Pin Plata, desde su experiencia como futbolista e imitando a Wayne Gretzky, podría darle a cualquier político. Y ese es hoy el gran reto de la política económica en países como Guatemala. Enfocamos nuestra política económica hacia donde está la economía, y no hacia donde va o hacia donde queremos que vaya.

¿Qué significa este consejo en la práctica?

Primero, que debemos dejar de ver dónde está la economía hoy. Debemos superar la obsesión de la comunidad internacional con la promoción de la empresarialidad y el apoyo a las mipymes, que es donde estamos hoy, y no hacia donde debemos ir. ¿Por qué digo esto? Porque el desarrollo no depende de aumentar el número de empresarios. Los estudios de empresarialidad muestran que los países subdesarrollados se caracterizan por una mayor cantidad de empresarios que la que existe en los países desarrollados (Wennekers et al., 2005). De la misma manera, el desarrollo no depende de las micro- y pequeñas empresas. Los estudios de productividad y tamaño empresarial muestran que los países subdesarrollados se caracterizan por sus micro- y pequeñas empresas. En contraste, la transición al desarrollo requiere aumentar el número de empresas medianas y grandes (Hsieh y Olken, 2014). Esto es necesario porque el tamaño, producto de las economías de escala, permite aprovechar mejor las capacidades organizacionales, productivas y tecnológicas del sector industrial (Chandler, 1994; y Chandler, Amatori y Hikino, 1997).

Segundo, que debemos empezar a ver hacia dónde queremos que vaya nuestra economía. Para lograr el tipo de empresas que generan desarrollo se requiere un tipo distinto de empresarios, como bien señala el ucraniano Alexander Gerschenkron, profesor de Harvard. Analizando la historia europea, él encontró que el desarrollo implicó para muchos países el surgimiento de un nuevo tipo de empresario que contaba con varias características nuevas, entre ellas capacidad de invertir grandes sumas de capital, visión de largo plazo y orientación al desarrollo tecnológico y organizacional (Gerschenkron, 1968). Cuando esos empresarios no se encontraban en el país, como sucedió en Alemania o en Rusia, nuevas instituciones surgieron para sustituir el rol de estos empresarios industriales. En Alemania, la banca universal (unida a una banca central complaciente), dispuesta a invertir en el crecimiento de empresas en nuevos sectores, fue el eje del desarrollo (Forsyth, Verdier y Verdier, 2003). En Rusia fue el Ministerio de Finanzas el que estuvo dispuesto a invertir en el crecimiento de empresas en nuevos sectores. Asimismo, la banca de desarrollo ayudó a muchos países a crear esas inversiones en nuevos sectores para generar mayores niveles de desarrollo (Amsden, 2001).

¿Qué necesitamos en Guatemala? Si queremos correr hacia donde va la pelota, y no hacia donde está, pues necesitaremos impulsar políticas económicas que combinen los cuatro mecanismos: empresarios industriales modernos, la banca universal (o al menos la banca de inversión), un gobierno más favorable a la inversión pública y la banca de desarrollo. Ojalá la política económica del país empiece a dirigirse en esa dirección.

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Posdata. Es una tragedia lo que ha ocurrido en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción. Ojalá que este no sea un sacrificio más al altar de nuestra indiferencia. Es un llamado a nuestro involucramiento político.