La Plaza como Derecho

La lucha del pueblo nicaragüense también es nuestra. No lo digo solamente porque nos unan lazos históricos y por la cercanía geográfica. Lo digo, sobre todo, porque nos unen nuestras acciones y nuestros deseos de cuestionar la forma como las autoridades políticas se atrincheran en el poder y desgobiernan.

Esto no es un asunto ideológico o partidario. El pueblo nicaragüense que está en las calles representa distintas vertientes ideológicas del país. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurrió en Guatemala en los últimos años, el poder político nicaragüense ha decidido responder con balas.

Que los guatemaltecos podamos salir a la plaza a manifestar de forma pacífica no debería ser un privilegio. La plaza no solo es un lugar o una acción: la plaza es un derecho. Y si la acción de cuestionar la autoridad pacíficamente corre el riesgo de ser respondida con violencia, con mayor razón debe cuestionarse. Y con mayor razón nosotros, vecinos y hermanos centroamericanos, debemos demandar que los nicaragüenses puedan hacerlo sin ser amenazados.

En Guatemala yo asistí varias veces a la plaza. Mi familia, mis amigos y mis conocidos también lo hicieron. No importó que muchos de ellos estuvieran más a la derecha o más a la izquierda. Había un lugar común para expresar nuestro descontento político.

Claro, la plaza no es mágica, no resuelve nuestros problemas. Pero nos hace vernos a la cara y nos ayuda a oír lo que el otro está pensando. Nos lleva a comer una tostada o un atol de elote junto a otros guatemaltecos que no conocíamos. Y, en ese sentido, la plaza es un paso importante para resolver nuestros problemas. Y por lo mismo debemos ayudar al pueblo nicaragüense a que pueda resolver sus problemas sin la amenaza de una autoridad violenta.

Los guatemaltecos debemos presionar por un cese inmediato de la violencia en Nicaragua y apoyar el establecimiento de mecanismos para procesar legalmente a los culpables de los asesinatos recientes y, como resulta evidente, para identificar alternativas legales que ayuden al relevo de sus autoridades.

Dudo que nuestro presidente y su ministra de Relaciones Exteriores vayan a tomar el liderazgo en este tema, dado que suelen mostrarse indiferentes ante temas importantes. Así que, por lo mismo, mi esperanza reside en los guatemaltecos que están en instancias internacionales (OEA, BID, BM, FMI, Sieca, Parlacén, etcétera) para que prioricen en su agenda el tema de Nicaragua y muestren su solidaridad. Quienes no trabajan allí muy probablemente tienen amigos o familiares a quienes hablarles de lo importante que puede ser su labor. Y si no tienen amigos o familiares allí, igual pueden ayudar: pueden demandar que sus instituciones, desde donde manifestaron en la plaza, se posicionen respecto al tema. Sería positivo ver a las distintas organizaciones estudiantiles, a sus centros de estudios y a las cámaras empresariales, entre otros, mostrando su apoyo. No necesitamos del liderazgo del presidente Morales para mostrar nuestra solidaridad con Nicaragua.


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June 4th 2018